sábado, 10 de octubre de 2020

María Santísima en Naím (Lc 7,11-17)

 

Jesús llegaba a Naím

y a la pobre viuda veía,

llorar a su primogénito

que tan joven moría.

 

Y en las lágrimas de ella,

Jesús vio las de María,

pues, cuando fuese Su Hora

Ella también lloraría.

 

Y entonces paró el cortejo,

que hacia la tumba iba,

y al consolar a esa madre

también consoló a María.

 

Y calladas las lágrimas

al muerto le decía:

"Muchacho, yo te lo digo,

levántate"

y enseguida

el muerto se incorporó

y  muchas cosas decía.

 

Jesús le tomó entonces

y así, vuelto a la vida,

lo devolvió a su madre

que de gozo resplandecía.

 

Prefacio de muerte y llanto

anuncio de nueva Vida

el Hijo resucitado

tendrá en sus brazos María.

María Susana Ratero

susanaratero@gmail.com

3 comentarios:

  1. Excelente darle formato de poesía al texto evangélico

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  2. María Susana, Muchísimas gracias por acordarte de mí. Es una belleza tu escrito, me ilumina y cobija el alma. Dios te bendiga y arrope también.

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  3. Hermosa acción de Jesús para demostrarle a los fariseos que Él es el Mesias. Pero ellos no lo entendieron. Gracias hermana Susana por este bello pasaje evangélico.

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