Los que tenemos la dicha de conocer, en
nuestro camino, almas generosas y sencillas, almas devotas y ejemplares,
podemos decir que encontramos una brújula, cuyo norte es el cielo…
Hoy, 19 de mayo de 2015, en la Parroquia de
Luján, de Villa María, Córdoba, Argentina, recibimos la última visita de Mabel
Spat, no ya caminando y con su sonrisa serena y pura, sino en su partida a la
Casa del Padre…
Y no puedo menos que mirarte, María
Santísima, imitando a Mabel cuando te miraba, te cantaba, te daba a conocer…
Y me susurras al alma,
Madrecita:
- Has
escuchado la lectura del Evangelio, hija, donde Jesús dice que si el grano no
muere, no da fruto… y Mabel fue una semilla que, muriendo a sí misma, se tornó
árbol frondoso donde hicieron sus nidos muchas almas….
- Si, Madre, Mabel fue una mujer que ha
dejado una huella imborrable en quienes la hemos conocido…
-No te
quedes sólo en el recuerdo, hija mía, no te quedes sólo en las lágrimas. Tú
puedes honrar la memoria de tu amiga de una manera muy diferente y mucho más
fructífera.
-¿Cómo Madrecita?
-Pues,
intentando que su ejemplo de vida no quede sólo entre los que le conocieron;
hablando de ella a quienes no tuvieron la dicha de conocerla… Pero, por sobre
todo, hija mía, debes honrarla imitándola… Imitando su perseverancia, día tras día,
semana tras semana, acercándose a la Parroquia y poniendo al servicio de los
hermanos, los dones que Dios le había dado en el Bautismo. Mabel descubrió sus
dones y no los enterró, sino que los repartió a manos llenas, para gozo y alegría de tantas almas. Mabel se
tomó el trabajo de decir al Señor: Aquí estoy, Padre, para hacer tu voluntad.
- Sí, la recuerdo cantando alto y hermoso en
las Misas, rezando el rosario con gran perseverancia y devoción, invitando a
tantos a hacerlo. Hablándole a los niños de ese Jesús que los ama, siempre de
tu mano, María… Porque Mabel nunca se soltó de tu mano… y te acompañó no sólo
en el gozo de la Anunciación, diciendo “si” al Señor, como tú, sino que también
te acompañó a Caná de Galilea, e hizo caso de tus palabras “Hagan todo lo que
El les diga”. También estuvo contigo en la multiplicación de los panes,
poniendo siempre su corazón en manos de Jesús para que El lo multiplicara a
tantas almas hambrientas del amor de Dios….
Sí, recuerdo los pasos de Mabel por la
Parroquia de Luján y por la Capilla del Sagrado Corazón de Jesús, en Las Playas.
Como lo dijo el Padre “Pepe” al hablarnos de ella hoy: “Decir Mabel y decir
Parroquia de Luján es lo mismo; decir Mabel y decir catequesis es lo mismo”….
- Cuánto
me alegra que atesores estos recuerdos hija, pero aún te falta recordar algo más.
Mabel acompañó a mi Hijo hasta el Calvario. Mi hijo compartió con ella parte de
su cruz. Y así como Jesús, Mabel me miraba desde su dolor y yo confortaba su
alma… Hoy, cuando cantaban en la Parroquia “Yo pongo mi esperanza en ti,
Señor”… ten la plena seguridad de que acompañaban el canto de Mabel llegando a
la Casa del Padre… Ella llegó con sus manos llenas y perfumadas por tantas
obras buenas. Ella recibió la gracia de una frecuente Confesión y Eucaristía en
los últimos momentos. Ella mereció la gracia de partir de este mundo con sus
cuentas arregladas con Dios. Ahora
Mabel sigue cantando “Santo, Santo” con el coro de los ángeles, así que, la
próxima vez que vayas a la Parroquia de Luján, cuando el sacerdote diga: “Con
los ángeles y los arcángeles, cantamos sin cesar el himno de tu gloria” ten la
seguridad de que Mabel se unirá a ese canto. Así, por la bendita Comunión de los Santos, tú
rezas por su alma y ella reza por la de muchos, como siempre… ahora ya sin las
limitaciones temporales de este mundo… ahora Mabel ve cara a cara a aquél por
quien ofreció su vida, su esfuerzo, su alegría….
El cortejo fúnebre parte, desde la Parroquia
de Luján hacia el cementerio, mientras la Virgen Santísima camina serenamente
con Mabel, por los jardines celestiales, hacia el abrazo perfecto con Jesus….
Quise escribir estas líneas como homenaje a
una mujer que, desde la sencillez de su vida, halló caminos de santidad. Desde
su amor de esposa y madre, orando sin cesar por todos los que amaba, para que
fueran santos, Mabel hizo la Voluntad del Padre.
Si, ése es aún el deseo de Mabel, y por el
cual sigue suplicando al Padre, que todos los que la hemos conocido seamos
santos….
Si tú, que lees estas líneas, has conocido a
Mabel, me darás la razón. Si no la has conocido, que estas líneas sean para vos
un canto de esperanza, un ejemplo de vida que nos dice que se puede alcanzar el
cielo desde las pequeñas cosas, si ponemos en ellas todo nuestro amor y las dejamos
siempre en manos de María, como Mabel lo hizo….
Gracias Mabel, por tu ejemplo. Reza por
nosotros, querida amiga, que tu oración será canto agradable a Dios y su eco resonará
por siempre en nuestra Parroquia de Luján y en la Capilla Sagrado Corazón de
Jesús de Las Playas.
Maria Susana Ratero
Nota de la autora:
este relato sobre Maria Santísima ha nacido en mi corazón por el amor que siento
por Ella.
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