Madre, permíteme pedirte la gracia de que
sus palabras no hayan llegado a mí en vano, aunque, tu sabes, me cuesta
bastante comprender...
- Hija
querida, Jesús Eucaristía es el gesto de amor más excelso, más puro, más
generoso que ningún hombre pueda concebir en su mente... por ello, es
imprescindible que lo entiendas con tu corazón- dice tu voz suave y perfumada, en
esta mañana de sábado- es decir, que el deseo de acercarte a este misterio
esté en tu corazón, pues solo hasta allí puede descender la gracia que
necesitas para alcanzar lo que pides…
- Gracias por
estar, Madrecita, gracias por estar… siempre... pero, Señora mía, ¿Por dónde
comienzo a meditar tal misterio de amor?
- Pues, por
el Sagrario... ven, vamos...
- Señora, es
que es temprano y mi familia está por levantarse... no puedo acompañarte ahora
hasta la parroquia…
- ¿Acaso has
olvidado las palabras de Juan Pablo II, cuando decía que puede visitarse el
Sagrario en espíritu?
No puedo contestarte, Reina de mi alma, pues
tengo un nudo en la garganta... es cierto, he olvidado que puedo ir a visitar a
Jesús con mi corazón, es más, que puedo recorrer todos los Sagrarios del mundo,
si tengo la voluntad y al amor suficientes...Te sigo con mi corazón, Madre querida,
hasta el Sagrario de Luján...
La parroquia está a oscuras, todo es
silencio... solo la lucecita del altar
nos indica que allí late la vida, respira la eternidad. Allí está Jesús, el
mismo que los Apóstoles vieron con forma humana. A mí me es dado verle bajo la
apariencia de pan. Las formas exteriores son distintas pero la esencia es la
misma. Jesús está allí, y aunque yo no le vea tal como le vieron los Apóstoles,
no por ello he de pensar que no es el mismo Jesús…
Nos acercamos lentamente hasta tu
Hijo... te miro Madrecita, veo como le
saludas... ¡cuánto amor!
- También es
el Jesús de Belén, de Nazaret…- susurras a mi alma para que empiece a buscar ese
Jesús que quiso hacerse pequeño entre tus brazos- No te quedes solo con la
imagen que tus ojos llevan a tu corazón… pues te muestran sólo una parte, sólo
lo externo…. Mírale con tu corazón…. Está allí, cerca de ti, no tienes que
viajar grandes distancias, ni hacer largas esperas para estar cerca suyo… Está
allí, silenciosamente presente…. Silenciosamente paciente… tampoco dejes,
querida hija, que ese silencio te engañe…. Escucha ese silencio, escúchalo en
el silencio de tu propia alma…. Por ello, cuando entras a la Parroquia ¿Qué hay
más importante que estar con el corazón a los pies de tu Señor? ¿Acaso los
comentarios mundanos con esa amiga que hace tiempo no veías, tienen cabida en
tan excelso momento? Si el mismo Jesús se ha quedado en el silencio de un
Sagrario, ¿no será también bueno de tu parte que imites ese silencio cuando
estás en su presencia?
- Cuánta
razón tienes Madre… recuerdo cuantas veces entré a la parroquia y, en lugar de
un saludo cortes, respetuoso y fraterno hacia mis hermanos, me explayé en
conversaciones quizás vanas, o totalmente postergables, desairando con mi
indiferencia el amor de Jesús que me seguía esperando, silencioso, en el
Sagrario…..
- También es importante que reconozcas que hay otros silencios, los interiores, los del
alma…. Aunque tus labios no expresen palabras, tu oración puede llegar a ser
una larga letanía de pedidos y quejas y estar tan ocupada tú en decirle a Jesús
lo que tiene que hacer, que no hay en ti el silencio necesario para oír su voz…
la voz de Jesús es mansa, serena, suave, como una caricia al alma…. Cada uno ha
de escuchar la respuesta de Jesús tal como El le permita hacerlo… Quédate en
silencio y serena en Su presencia, hija, disfrútale, déjate abrazar por
Jesús...mira el Sagrario… Jesús se esconde tras la puertecita… ve con tu
corazón tras la puerta y quédate allí, en intimo coloquio con El… tu alma
recibirá esa gracia que ansías, que pides, y hasta la que no pides también……
Nunca pierdas la oportunidad de estar ante
el Sagrario…. Hazte un tiempo para llegar a la parroquia un rato antes del
comienzo de la Misa….. Es tan grande la ganancia para tu alma hija
querida!!!!.... Y si en razón de tus obligaciones o de tu salud, no puedes
estar frente al Sagrario todo lo que quisieras, no olvides que puedes visitarle
con tu corazón y puedes, también, hacer la Comunión Espiritual, precioso regalo
de la Misericordia de Dios…..
Ya van apareciendo los ruidos matutinos,
cotidianos… la casa comienza a despertar… pero aun tengo un momento para
correr, con mi corazón, a postrarme ante el Santísimo y despedirme con un
abrazo, de ti, Madre querida… y te suplico abraces por mí a Jesús y le digas
que le amo, le extraño… que quisiera quedarme más tiempo pero mis obligaciones
no me lo permiten…
- Bien hija,
le diré que no puedes venir más tiempo a adorarle porque tienes que atenderle….
- ¿Que dices,
Madre?
- "Lo
que hiciste a cada uno de estos pequeños, a mi me lo hiciste" ¿Recuerdas
las Palabras del Maestro? Ten en cuenta que con el amor con que atiendes a los
tuyos, a los todos los que hoy se han de cruzar en tu camino, por mínimo que
sea el momento, es el amor con que tratas a Jesús… Amale en tus hermanos, así podrás venir a
adorarle, más plenamente, en la Eucaristía….
El pequeño tirano colgado en la pared, que
lo único que dice es "tic-tac", da por terminado el encuentro, pues
es hora de comenzar la diaria labor… pero mi alma comienza con un gozo nuevo,
un perfume distinto, una alegría renovada… la alegría de saber que Jesús, en
cada Sagrario, sigue cumpliendo su promesa "Yo estaré con ustedes hasta el
fin del mundo" esa promesa que cumple para mi, para todos…. Para vos, que
me acompañaste transitando estas líneas… Jesús tiene un abrazo especial y único
para ti, en el Sagrario más cercano a tu casa…...
María Susana Ratero
susanaratero@gmail.com
NOTA de la autora:
"Estos relatos sobre María Santísima han nacido en mi corazón por el amor que siento por Ella.”
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