María Santísima, caminando hoy por la plaza,
no puedo dejar de asombrarme de la perfección de la Creación. Cada árbol, cada
flor, cada pájaro….
El cielo azul y algunas nubes que lo adornan en una preciosa tarde de primavera…
El cielo azul y algunas nubes que lo adornan en una preciosa tarde de primavera…
Y te
llamo, y te suplico me expliques que debo aprender de tanta belleza….
Y tu
voz mansa llega a mi corazón suplicante…
- Oh alma
humana, para cuyo deleite han sido creadas las flores, los árboles, los
perfumes, los pájaros, los paisajes…Oh alma humana ¿Crees, por ventura, que
aquellos que han de servirte de gozo y alegría hayan sido creados más bellos
que quien es la razón de su existencia? No, sin duda que no, no es el servidor
más que su señor…
Y me enseñas a llegarme hasta mi alma. Y las
palabras nacen en mi corazón como una catarata, sin que pueda contenerlas:
- Oh alma
mía. Has sido creada más bella que los mas excelentes paisajes, más pura que el
agua mas cristalina, más delicada que la más perfecta flor y tu perfume es
infinitamente más exquisito que el que exhalan todas las flores en primavera...
¡Oh alma mía!¿Te ves ahora?¿En qué te has convertido?. Te miro, alma mía, tan
salpicada de barro y suciedad, con tan amargos olores y tan triste apariencia.
Y la pregunta me sorprende: ¿Qué caminos he caminado? ¿Qué pasos me han llevado
a salpicarme de tan triste barro? Ni siquiera puedo recordarlos todos… Piensa,
alma mía ¿Así has de presentarte ante tu Señor cuando venga a buscarte? “Aun
falta mucho para eso” me dirás… ¿Acaso sabes tú el día y la hora que solo Dios
“ha fijado y conoce”? Dime, alma mía,
cuando alguien sabe que un gran señor ha de venir a visitarle ¿No deja
impecable su casa por dentro y por fuera?...¡¡¡Ah, pero tú no!!!! Tú
embelleces, o te esmeras exageradamente en embellecer, solo el jardín. Pareces
un sepulcro blanqueado. Hermosa por fuera, mas, por dentro, llena de gusanos y
podredumbre. ¡Oh alma mía! ¿No es una insensatez que, siendo más bella que lo
que tu mejor sueño pueda soñar, te empecines en quedarte pordiosera y
miserable? Oh alma mía, más bella que las bellezas del mundo todas juntas,
busca conservarte en estado de gracia, para que tu belleza sea alegría de los
ángeles. Si supieras cuan bella eres estando en
gracia de Dios, si tan solo imaginaras cuan extraordinaria capacidad de
resplandecer te ha sido dada, no dudarías, como dudas tantas veces, en hacer lo
que esté de tu parte para conservar tal estado…
Y me sorprendo con mis propias palabras…. Y
te busco en el hermoso paisaje, para que me asistas, para que no me dejes
seguir errando caminos….
- Hija querida, me alegra que puedas caminar hacia tu interior, en ese
viaje tan difícil y tan necesario, un viaje donde los paisajes aparecen de
pronto, sin aviso y no siempre son los esperados…. Un viaje hacia paisajes que
pueden ser cambiados, esta es la maravilla de la Misericordia de Dios, Él puede
cambiar los paisajes de tu alma, siempre que tu lo desees, siempre que tu lo
pidas con sinceridad….
- ¿Cambiar
los paisajes, Madrecita?... En verdad que eso sería hermoso, no han sido bellos
sitios los que he visitado en este viaje interior….
- Hija mía,
los sitios eran bellos cuando fueron creados, luego, el pecado los fue
deformando, manchando, lastimando… pero ¿sabes? El pecado no puede jamás
alterar la esencia del alma…. El pecado puede ensuciarla, afearla, pero jamás
puede modificar lo que es, ni el destino para el que ha sido creada, que es
Dios mismo…. Has sido creada para Dios, cada persona ha sido creada para Dios,
y no importa cuánto el pecado se esfuerce en deformar y querer torcer el
alma, no podrá alterar su esencia. El
alma siempre conservará intacta la capacidad de arrepentimiento. Y esta
capacidad es la que le permitirá esperar con aquella "esperanza que no
defrauda" el momento en que recuperará sus paisajes, volverá a ver brillar
sus flores, que son sus dones, renacerán sus manantiales, que son las gracias y
virtudes que la adornan…
- Madre, que alivio es saber que no hay alma
que esté fuera de la esperanza… Jamás nadie podrá comprender plenamente la
profundidad de la Misericordia de Dios… pero, Madre ¿Cuánta distancia ha de
recorrer mi alma llena de pecados para recuperar su frescura y pureza original?
- Muy simple, hija, la distancia que te separa del Confesionario…. El
Sacramento de la Confesión es tan profundo, tan inmenso, que solo en la otra
vida podrás comprenderlo en su total dimensión… Es tanto el bien que recibe el
alma en este Sacramento que si lo conocieras, no dudarías en frecuentarlo
asiduamente… No sólo te son perdonados tus pecados, en un acto de amor
generosísimo, sino que te es dada la gracia de fortalecer tu alma para vencer
las tentaciones … Tu alma sale del Confesionario, si has hecho una confesión
con las debidas disposiciones, en estado de gracia, bella, limpia, perfumada,
lista para recibir a Su Creador….
- Madre, me temo que no siempre soy capaz de
realizar mis confesiones "con las debidas disposiciones"… a veces me
cuestan los pasos, no veo mis evidentes pecados… y postergo demasiado la
frecuencia de la confesión…. A veces me siento, en este punto, como sin
caminos…
- No dudes jamás en acercarte a tu sacerdote
y plantearle la situación de tu alma… una y otra vez, él te irá guiando,
lentamente y con seguridad para que aproveches, en cuanto de ti dependa, este
Sacramento en toda su profundidad… No te quedes sola, no cierres tu corazón…
ven siempre a buscarme y te acompañaré en cada Confesión, para que disfrutes
plenamente de la Misericordia de Dios que ansía curar tus heridas, mostrarte
caminos, aliviar tus pesares….
Sigo caminado en la plaza de mi ciudad… las flores parecen más hermosas,
el cielo parece más azul, tengo el alma llena de gozo por este momento
compartido contigo…
Gracias Madre, por enseñarme a través de las cosas simples, por
acercarte a mí en todas las horas, por acompañarme en el camino para que mis
pasos no erren….
Gracias Madre… tú eres la Llena de Gracia, tu alma resplandece en el
cielo como uno de los más hermosos tesoros de Dios…. Tu alma que se brinda como
espejo para que la mía, pobre y pecadora, empiece a buscar reflejarse… empiece
a imitarte, aprenda a seguirte, en la plena seguridad de que, cuando llegue el
final del camino, si he ido de tu mano y seguido tus consejos, mi alma brillará
como la mañana más hermosa, tendrá los perfumes de todos los bosques y la
música de todos los ríos…..
Hermano mío que me acompañaste por la plaza mientras leías este
relato, no temas caminar hacia tu
interior, no te asusten los paisajes tristes que puedas hallar… recuerda que
Jesús nos ha dejado un Sacramento bellísimo que devuelve al alma su frescura y
suavidad… que María te acompañe a
disfrutar todos los abrazos de amor que Jesús tiene para ti, esperando, en el
Confesionario de tu Parroquia….
María Susana Ratero
susanaratero@gmail.com
NOTA de la autora: Estos relatos sobre María Santísima han nacido en mi corazón pr el amor que siento por Ella.
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